Skye en 600 palabras
Cuando viajo es para buscar sensaciones nuevas. Muchas veces nos olvidamos de los nombres de los lugares que visitamos, lo que hay específicamente en cada sitio, pero rara vez se nos olvida la forma en que nos sentimos al haber estado ahí.
¿Te imaginas cómo sería atravesar paisajes de un verde infinito, con entornos montañosos, ríos y lagos que aparecen frente a ti como si estuvieses en un cuento? Sí, eso es justamente lo que las Highlands ofrecen.
El recorrido dura 3 días y cada día es más increíble que el anterior. Comenzamos a las 08.00 saliendo de Edimburgo hacia tierras desconocidas. Durante el primer día hicimos diferentes paradas en diversos sitios y cada uno de estos lugares nos ofrecía algo mágico: caminar entre la naturaleza, sentir el viento, escuchar cómo corre el agua por los ríos que terminan en cascadas, dejar los pies en ciudades que han sido inspiración para diversos libros y series. Contemplar construcciones que se remontan a años que no recuerdo e incluso visitar el hogar del monstruo del lago del que muchas veces mi madre me contó la historia antes de dormir. Es vivir un millar de sensaciones en un par de horas. Horas increíbles que llegan a su fin (por el momento) en un pequeño y entrañable pueblo pesquero que transmite sensación de hogar. El lugar una maravilla y la comida, uff, increíble. Todo esto necesita ser decantado. Al otro día la aventura continuaba.
Nunca he sido de despertar temprano, pero ese día tenía muchas ganas. Hace muchísimo tiempo que no tenía frente a mí un desayuno tan colorido. No sé a ti, pero a mí me gusta comer de colores. Ya con fuerza, nos dirigimos a LA ISLA DE SKYE. ¡Menuda maravilla! Hicimos un trekking hacia el Old Man of Storr y al llegar a la cima me sentí pequeña. La vista era inigualable, la naturaleza y su energía entraba por los poros. No había cansancio, frío ni nada: solo felicidad. Y lo más increíble es que esto no se quedó ahí, seguimos recorriendo lugares asombrosos, tanto así que recuerdo su nombre: Neist Point. No me voy a dar mucho crédito porque el nombre no es muy complejo, pero este sitio, sin duda, tienes que tenerlo anotado en la lista de “Lugares que tengo que ver antes de…” No quiero hacer Spoiler, pero te adelanto que hay acantilados, mar, mucho verde y un faro que se ilumina casi juntándose con el horizonte. ¿Qué más le podía pedir a este día?
El final se acercaba, pero las experiencias continuaban. Visitamos un castillo muy famoso que ha sido parte de varias películas, y cómo no si tiene una belleza digna de ello. Pudimos entrar y desde dentro vi la majestuosidad del entorno y cómo el paisaje se refleja perfectamente en el agua que lo rodea. Este lugar es un poema. Visitamos diversas ciudades y aprendí de la historia de Escocia, pero como dije en un comienzo, los nombres los olvido. Eso sí, disfruté mucho de los relatos que nos contaba nuestro guía con una pasión que ya me gustaría que hubiesen tenido mis profesores de historia.
Volví a Edimburgo, volví a casa y ¿con qué me quedo? Con un grupo increíble que hizo de este recorrido de ensueño algo más que real. Con colores, olores y risas que mantengo hasta ahora. Con las ganas de repetir una y mil veces, porque Escocia tiene algo muy especial: puedes pasar por los mismos sitios, caminar las mismas calles y cada vez se siente única e irrepetible. Acá te lo cuento, pero te recomiendo que lo vivas.
Claudia. Chile.